Lo que puedes hacer en casa con los residuos posconsumo

01.01.2024

Cada día utilizamos una serie de insumos en el hogar que se han vuelto necesarios para nuestra cotidianidad. Sin embargo, desconocemos que requieren una serie de protocolos para su disposición final, una vez son consumidos, pues pueden afectar la salud y la vida de los humanos y del medio ambiente.

A primera vista, los bombillos, medicamentos, plaguicidas, pilas, computadores, cables, electrodomésticos y llantas no tienen nada en común, excepto que son residuos posconsumo que, aunque en su mayoría no están catalogados como residuos peligrosos, tienen características de peligrosidad que se activan con una inadecuada disposición, razón por la cual todos tenemos la responsabilidad de evitar que lleguen a los rellenos sanitarios junto con los ordinarios. Las pilas, por ejemplo, contienen compuestos químicos pesados como el cadmio, mercurio, níquel, entre otros, que son una fuente altamente contaminante de los recursos hídricos, incluso cuando ya están gastadas. Las ONG han señalado que una sola batería de reloj de mano podría llegar a degradar el agua de toda una piscina olímpica.

En el caso de las lámparas fluorescentes –o ahorradoras de energía- contienen mercurio en vapor, zinc, níquel, cadmio, plomo y manganeso, y cuando se tiran a la basura, sin una correcta disposición, el hecho de que se quiebren logra causar un gran daño a la atmósfera y por supuesto a la tierra.

Por otra parte, los medicamentos de uso humano y veterinario si son ingeridos después de su vencimiento –ya sea por humanos o animales- puede ocasionar graves problemas de salud. Al mismo tiempo, si se mezclan con los ordinarios, al llegar a los rellenos sanitarios, contaminan los suelos y las fuentes de agua, lo que también afecta el bienestar de las plantas y la fauna, cuando busca alimentarse o hidratarse. Entretanto, al hacer una correcta disposición de sus empaques se evita su falsificación.

Es posible que muchas de las sustancias anteriormente mencionadas nos expongan a un peligro constante, pese a que nosotros mismos lo podemos evitar, pues para cada una existen protocolos para su disposición final y posterior destrucción controlada, hecha por personas idóneas que realizan su aprovechamiento, desactivaciones químicas, almacenamiento en celdas de seguridad, incineraciones, entre otras.

Por fortuna (y aunque pocos lo sepan) en el país hay varios puntos en los que se pueden depositar los desechos posconsumo, en los que se encuentran contenedores con un rótulo de marcación, que generalmente están ubicados en centros comerciales y almacenes de grandes superficies. Su entrega es gratuita.

Hoy en día todos generamos residuos peligrosos, pero no estamos imposibilitados –ni las personas ni las empresas- para evitar que lleguen a los rellenos sanitarios y degraden el agua, la tierra y la atmósfera, poniendo en riesgo a todos los seres vivos del planeta.

Solo para entender la magnitud de la cuestión volvamos al ejemplo de los bombillos: tener contacto directo con sus componentes puede causar deformaciones, cambios de personalidad, pérdida de visión y memoria, sordera y problemas en los riñones y los pulmones. Luego, si pensamos que la fauna que hace parte de nuestra cadena alimenticia ingiere esos contaminantes de alguna manera, podrían ser de nuestro consumo.

Actualmente hay acuerdos transfronterizos para el manejo de estos desechos, como el Convenio de Basilea, del cual hace parte Colombia desde 1996, y que tiene como propósito la disminución, eliminación y promoción de la gestión ambiental de manera racional. Ahora, si bien es necesario contar con una normatividad para regular este asunto, lo principal es tener conciencia ambiental, pues desde casa se logran grandes cambios.

Llevar estos residuos a los puntos de devolución posconsumo, evitar mezclarlos con los ordinarios y almacenar las pilas, son algunas acciones básicas que aportan al cuidado de la vida del mundo entero. Solo basta voluntad, entender que el planeta es uno solo, que está en cuenta regresiva y que tenemos en nuestras manos la oportunidad de buscar soluciones fáciles, posibles y acertadas.